19. Jesús se levantó y se fue con él. Sus discípulos también lo acompañaron.
20-21. En el camino, pasaron por donde estaba una mujer que había estado enferma durante doce años. Su enfermedad le hacía perder mucha sangre. Al verlos pasar, la mujer pensó: «Si tan sólo pudiera tocar el manto de Jesús, con eso quedaría sana.» Entonces se acercó a Jesús por detrás y tocó su manto.
22. Jesús se dio vuelta, vio a la mujer y le dijo: «Ya no te preocupes, tu confianza en Dios te ha sanado.»Y desde ese momento la mujer quedó sana.
23. Jesús siguió su camino hasta la casa del jefe judío. Cuando llegó, vio a los músicos preparados para el entierro, y a mucha gente llorando a gritos.
24. Jesús les dijo: «Salgan de aquí. La niña no está muerta, sino dormida.»La gente se rió de Jesús.
25. Pero una vez que sacaron a todos, Jesús entró, tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
26. Todos en esa región supieron lo que había pasado.
27. Cuando Jesús salió de allí, dos ciegos lo siguieron y comenzaron a gritarle:—¡Jesús, tú que eres el Mesías, ten compasión de nosotros!
28. Los ciegos siguieron a Jesús hasta la casa. Y cuando ya estaban adentro, Jesús les preguntó:—¿Creen ustedes que puedo sanarlos?Ellos respondieron:—Sí, Señor; lo creemos.
29. Entonces Jesús les tocó los ojos y dijo:—Por haber confiado en mí, serán sanados.
30. De inmediato, los ciegos pudieron volver a ver. Pero Jesús les ordenó:—No le cuenten a nadie lo que pasó.
31. Sin embargo, ellos salieron y le contaron a toda la gente de aquella región lo que Jesús había hecho.
32. Después de que aquellos hombres salieron de la casa, unas personas le trajeron a Jesús un hombre que no podía hablar porque tenía un demonio.
33. Cuando Jesús expulsó al demonio, el hombre pudo hablar. La gente que estaba allí se quedó asombrada, y decía: «¡Nunca se había visto algo así en Israel!»
34. Pero los fariseos decían: «Si Jesús expulsa a los demonios, es porque el jefe mismo de todos los demonios le da ese poder.»