San Mateo 26:57-58-71 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

6. Jesús estaba en el pueblo de Betania, en casa de Simón, el que había tenido lepra.

7. Mientras Jesús comía, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro. La mujer se acercó a Jesús y derramó el perfume sobre su cabeza.

8. Los discípulos se enojaron y dijeron:—¡Qué desperdicio!

9. Ese perfume pudo haberse vendido, y con el dinero hubiéramos ayudado a muchos pobres.

57-58. Pedro siguió a Jesús desde lejos y llegó hasta el patio del palacio. Allí se sentó con los guardias para no perderse de nada. Los que arrestaron a Jesús lo llevaron al palacio de Caifás, el jefe de los sacerdotes. Allí estaban reunidos los maestros de la Ley y los líderes del pueblo.

59. Los sacerdotes principales y todos los de la Junta Suprema buscaban gente que mintiera contra Jesús, para poder condenarlo a muerte.

60. Sin embargo, aunque muchos vinieron con mentiras, no pudieron condenarlo.

61. Por fin, hubo dos que dijeron: «Este hombre dijo que es capaz de destruir el templo de Dios, y de construirlo de nuevo en tres días.»

62. El jefe de los sacerdotes dijo a Jesús:—¿Oíste bien de qué te acusan? ¿Qué puedes decir para defenderte?

63. Pero Jesús no respondió nada. Entonces el jefe de los sacerdotes le dijo:—Dinos por Dios, quien vive para siempre, si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios.

64. Jesús le respondió:—Tú lo has dicho. Y déjame decirte que, dentro de poco tiempo, ustedes verán cuando yo, el Hijo del hombre, venga en las nubes del cielo con el poder y la autoridad que me da Dios todopoderoso.

65-66. Al escuchar esto, el jefe de los sacerdotes se desgarró la ropa para mostrar su enojo, y dijo:—¿Qué les parece? ¡Ha insultado a Dios, y ustedes mismos lo han oído! ¡Ya no necesitamos más pruebas!—¡Que muera! —contestaron todos.

67. Entonces algunos le escupieron en la cara y otros lo golpearon. Aun otros le pegaban en la cara,

68. y le decían: «Mesías, ¡adivina quién te pegó!»

69. Mientras sucedía todo esto, Pedro estaba sentado en el patio del palacio. De pronto, una sirvienta se le acercó y le dijo:—Tú siempre estabas con Jesús, el de Galilea.

70. Y delante de todos, Pedro le contestó:—Eso no es cierto; ¡no sé de qué me hablas!

71. Pedro salió por la puerta del patio, pero otra sirvienta lo vio y dijo a los que estaban allí:—Éste también estaba con Jesús, el que vino de Nazaret.

San Mateo 26