3. Jesús les respondió:—Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana.
4. Mientras yo esté con ustedes, hagamos el trabajo que Dios mi Padre me mandó hacer; vendrá el momento en que ya nadie podrá trabajar.
5. Mientras yo estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
6. Enseguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo puso al joven en los ojos.
7. Entonces le dijo: «Ve a la piscina de Siloé, y lávate los ojos.»El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver.
8. Sus vecinos y todos los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban: «¿No es éste el joven ciego que se sentaba a pedir dinero?»
9. Unos decían: «Sí, es él.» Otros decían: «No, no es él, aunque se le parece mucho.» Pero él mismo decía: «¡Claro que soy yo!»
22-23. Los padres dijeron esto porque tenían miedo de los jefes judíos, ya que ellos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que creyera y dijera que Jesús era el Mesías.
24. Los jefes judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron:—Júranos por Dios que nos vas a decir la verdad. Nosotros sabemos que el hombre que te sanó es un pecador.
25. Él les contestó:—Yo no sé si es pecador. ¡Lo que sí sé es que antes yo era ciego, y ahora veo!