22. Finalmente, le dijeron:—Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. Dinos, ¿quién eres tú?
23. Juan les hizo recordar:—Yo soy el que grita en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor”.
24-25. Entonces los mensajeros de los fariseos le dijeron a Juan:—Si tú no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26. Juan contestó:—Yo bautizo con agua. Pero hay entre ustedes uno a quien todavía no conocen.
27. Aunque yo he llegado antes, él es más importante que yo, y ni siquiera merezco ser su esclavo.