3. mandó a decirle a Rahab:—En tu casa hay dos espías. ¡Mándamelos para acá!
4. Pero como ella los había escondido, respondió:—Sí, es verdad. Vinieron unos hombres, pero yo no supe de dónde eran.
5. Salieron al anochecer, antes de que cerraran el portón de la ciudad, y no sé a dónde iban. Si ustedes salen ahora mismo a perseguirlos, seguro que podrán alcanzarlos.
6. La verdad es que Rahab los había llevado a la terraza y los había escondido debajo de unos manojos de lino que allí tenía.