13. Castigaré a los que viven en Egipto tal como castigué a los habitantes de Jerusalén: los haré morir de hambre, enfermedad y guerra.
14. Ninguno de los que se fueron a Egipto quedará con vida, ni volverá a Judá, aunque lo desee. Sólo unos cuantos lograrán huir y volverán».
15. Yo les entregué el mensaje a todos los judíos que vivían en Egipto. Algunos de ellos sabían que sus esposas quemaban incienso en honor de otros dioses. Todos vinieron y me dijeron:
16. —Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has dado de parte de Dios, no lo vamos a obedecer.
17. Al contrario, vamos a seguir haciendo lo que nos da la gana, tal como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios. Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del cielo, y le ofreceremos incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos mucha comida y no nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo.
18. En cambio, desde que dejamos de hacerle ofrendas de incienso y vino, nos ha faltado de todo, y la guerra y el hambre nos están matando.