10. Entonces pregunté: “Señor Jesús, ¿qué debo hacer?”»El Señor me dijo: “Levántate y entra en la ciudad de Damasco. Allí se te dirá lo que debes hacer.”
11. »Mis amigos me llevaron de la mano a Damasco, porque la luz me había dejado ciego.
12. Allí en Damasco había un hombre llamado Ananías, que amaba a Dios y obedecía la ley de Moisés. La gente de esa ciudad hablaba muy bien de él.
13. Ananías fue a verme y me dijo: “Saulo, amigo, ya has recobrado la vista.”»En ese mismo instante recobré la vista, y pude ver a Ananías.