2. El santuario para ese culto se construyó de la siguiente manera: En su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro y la mesa donde se ponían los panes apartados para Dios.
3. Detrás de la segunda cortina estaba la parte llamada Lugar Santísimo,
4. en donde estaba el altar de oro para quemar incienso, y también el cofre del pacto, que estaba totalmente recubierto de oro. En el cofre había una jarra de oro, que contenía maná; el bastón de Aarón, que había vuelto a florecer, y las tablas con los diez mandamientos.
5. Encima del cofre se pusieron las estatuas de dos seres alados, los cuales cubrían con sus alas la tapa del cofre y representaban la presencia de Dios. Pero de momento no hace falta entrar en detalles.
6. Así estaban dispuestas todas las cosas en el santuario. Todos los días, los sacerdotes entraban al Lugar Santo para celebrar el culto.
7. Pero en el Lugar Santísimo sólo podía entrar el jefe de los sacerdotes, y esto, sólo una vez al año. Entraba llevando la sangre de los animales, que él y el pueblo ofrecían para pedir perdón a Dios cuando pecaban sin darse cuenta.
8. De este modo el Espíritu Santo da a entender que, cuando aún existía el santuario, la entrada al Lugar Santísimo no le estaba permitida a cualquiera.
9. Todo esto se hizo así para mostrarnos lo que ahora es más importante: No podemos sentirnos perdonados sólo por haber ofrecido ofrendas y sacrificios en el culto.
16-17. Este nuevo pacto es como un testamento. Si la persona que hace un testamento no ha muerto todavía, ese documento aún no sirve de nada.
18. Por eso, cuando Dios hizo el primer pacto, se mataron varios animales.
19. Primero, Moisés anunció los mandamientos de la ley a todo el pueblo. Luego tomó lana roja y una rama de hisopo, y las mojó en agua mezclada con sangre de toros y de chivos. Después roció esa mezcla sobre el libro de la Ley, y con ella roció también a todo el pueblo.
20. Cuando terminó, dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes.»
21. Moisés también roció con sangre el santuario y todas las cosas que se usaban en el culto.
22. La ley dice que la sangre quita el pecado de casi todas las cosas, y que debemos ofrecer sangre a Dios para que nos perdone nuestros pecados.
23. Por eso fue necesario matar a esos animales, para limpiar todo lo que hay en el santuario, que es una copia de lo que hay en el cielo. Pero lo que hay en el cielo necesita algo mejor que sacrificios de animales.
24. Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone.
25. No entró para ofrecerse como sacrificio muchas veces, como aquí en la tierra lo hace el jefe de los sacerdotes, que entra una vez al año para ofrecer una sangre que no es la suya.
26. Si Cristo tuviera que hacer lo mismo, habría tenido que morir muchas veces desde que Dios creó el mundo. Pero lo cierto es que ahora, cuando ya se acerca el fin, Cristo se ha manifestado de una vez y para siempre. Se ha manifestado para ofrecerse como el sacrificio por el cual Dios nos perdona nuestros pecados.
27. Todos nosotros moriremos una sola vez, y después vendrá el juicio.
28. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para que muchos seamos perdonados de nuestros pecados. Después él volverá otra vez al mundo, pero no para morir por nuestros pecados, sino para salvar a todos los que esperamos su venida.