11. Aunque los sacrificios de animales no quitan el pecado, los sacerdotes judíos siguen ofreciéndolos muchas veces todos los días.
12. Pero Jesucristo le ofreció a Dios un solo sacrificio para siempre, y así nos perdonó nuestros pecados. Luego se sentó a la derecha del trono de Dios,
13. y allí estará esperando, hasta que Dios derrote a sus enemigos.
14. Porque, con un solo sacrificio, Jesucristo hizo que Dios hiciera perfectos a todos los que eligió para ser parte de su pueblo.
15. Así lo asegura el Espíritu Santo cuando dice:
16. «Por eso, éste será mi nuevo pactocon el pueblo de Israel:haré que mis enseñanzaslas aprendan de memoria,y que sean la guía de su vida.
17. Y nunca más me acordaréde sus pecados y maldades.»