2 Reyes 23:10-28-30 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

10. Además Josías destruyó el horno que estaba en el valle de Ben-hinom, para que nadie pudiera quemar allí a su hijo o hija como sacrificio en honor a Milcom.

11. También eliminó los caballos y quemó los carros de guerra que estaban a la entrada del templo de Dios, junto al cuarto de Natán-mélec, encargado de las habitaciones. Los reyes de Judá usaban esos caballos y carros para las ceremonias en honor al dios sol.

12. También derribó los altares que esos reyes habían construido en el techo del palacio, cerca de la habitación de Ahaz, y los que Manasés puso en los patios del templo. Los hizo polvo, y ese polvo lo arrojó en el arroyo Cedrón.

13-15. Josías destruyó además las imágenes y los pequeños templos de las colinas al este de Jerusalén, y los que había en el sur del Monte de los Olivos. El rey Salomón los había construido para adorar a los repugnantes dioses Quemós, dios de los moabitas, Milcom, dios de los amonitas, y Astarté, diosa de los sidonios. Después rellenó con huesos humanos los lugares donde habían estado esas imágenes. Luego fue a Betel, y derribó y quemó el altar que Jeroboam hijo de Nabat había construido allí, con el cual había hecho pecar a los israelitas.

16. Cuando Josías regresaba de Betel, vio las tumbas que había en las colinas, y mandó sacar los huesos que había en ellas. Luego los quemó sobre el altar del lugar, para que ya no pudieran usarlo. Así se cumplió lo que Dios había anunciado por medio de su profeta.

17. De pronto Josías vio una tumba y preguntó de quién era. Los hombres de la ciudad le respondieron:—Es la tumba del profeta que vino de Judá y anunció lo que usted hoy ha hecho con el altar de Betel.

18. Entonces Josías ordenó:—Déjenla como está.Así que no sacaron los huesos del profeta de Judá, ni los del profeta de Samaria, que estaba enterrado junto a él.

19. Josías quitó todos los pequeños templos que había en Samaria, como lo había hecho también en Betel. Los reyes de Israel los habían construido, provocando el enojo de Dios.

20. Después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de esos templos, y sobre esos altares quemó huesos humanos.Cuando regresó a Jerusalén,

21. el rey Josías le ordenó a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al Dios de Israel, tal como está escrito en este libro del pacto».

22-23. Así que el pueblo celebró la Pascua en Jerusalén, cuando Josías tenía ya dieciocho años de reinar. Nunca antes todo el pueblo había celebrado la Pascua de esa manera, desde que ocuparon el territorio en tiempos de Josué.

24. Además Josías eliminó a todos los brujos y adivinos, y destruyó todos los ídolos, incluso los ídolos familiares. Todos los objetos repugnantes que había en Jerusalén y en Judá para adorar a los dioses falsos, fueron destruidos. Así cumplió Josías los mandamientos del libro que el sacerdote Hilquías había encontrado en el templo.

25. Ni antes ni después hubo otro rey como Josías, que se apartara de su maldad y obedeciera a Dios con todo su corazón y con todas sus fuerzas.

26. Sin embargo, Dios siguió enojado contra Judá porque los pecados de Manasés lo habían ofendido mucho.

27. Por eso Dios dijo: «Voy a rechazar a Judá, como lo hice con Israel, y rechazaré a Jerusalén, la ciudad que había elegido, y al templo en el que dije que viviría».

28-30. Un día, Necao, rey de Egipto, se dirigía hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. Entonces el rey Josías decidió atacar a Necao en Meguido, pero Necao lo mató en cuanto lo vio. Los oficiales de Josías llevaron el cuerpo del rey en una carreta desde Meguido hasta Jerusalén, y lo enterraron en su tumba. El pueblo eligió a su hijo Joacaz para que fuera el siguiente rey de Judá. Todo lo que hizo Josías está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá.

2 Reyes 23