4. Pero antes de ir a luchar, averigua si Dios está de acuerdo.
5. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, que eran alrededor de cuatrocientos, y les preguntó:—¿Debo atacar a Ramot de Galaad para recuperarla?Los profetas contestaron:—Atácala, porque Dios te la va a entregar.
6. Pero Josafat dijo:—¿No hay por acá otro profeta de Dios al que le podamos consultar?
7. El rey de Israel le respondió:—Hay un profeta al que podemos consultar. Se llama Micaías, y es hijo de Imlá. Pero yo lo odio porque nunca me anuncia cosas buenas, sino siempre cosas malas.Josafat le dijo:—No digas eso.
8. Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le dijo:—Trae pronto a Micaías hijo de Imlá.
9. Ahab y Josafat llevaban puestos sus trajes reales y estaban sentados sobre sus tronos en un lugar alto, a la entrada de Samaria. En ese lugar se le quitaba la cáscara al trigo. Delante de ellos estaban todos los profetas dando mensajes.
21-22. Dios le preguntó cómo iba a hacerlo. El espíritu dijo que haría que los profetas dijeran mentiras. Dios le permitió ir y hacer que los profetas dijeran mentiras, para convencer a Ahab. Así que Dios ha decidido que en esta batalla seas derrotado.
23. Entonces Sedequías hijo de Quenaaná se acercó, le dio a Micaías una bofetada en la cara y le dijo:—¿Cómo te atreves a decir que el espíritu de Dios me ha abandonado, y que te ha hablado a ti?
24. Y Micaías le contestó:—Cuando se cumpla lo que dije, te darás cuenta de que he dicho la verdad, y tendrás que esconderte donde puedas.
25. El rey de Israel ordenó:—¡Llévense preso a Micaías! Entréguenlo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás.
26. Díganles que lo pongan en la cárcel, y que no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla.
27. Micaías dijo:—Si tú regresas sano y salvo, significará que Dios no ha hablado por medio de mí.Después, dirigiéndose a todos, agregó:—¡Tengan en cuenta lo que he dicho!
28. Ahab y Josafat fueron a atacar Ramot de Galaad.
29. Ahab le dijo a Josafat: «Yo me voy a disfrazar para ir a la batalla, pero tú puedes usar tu propia ropa».Así que el rey de Israel se disfrazó y fue a luchar.