2. Saúl se levantó y, acompañado de tres mil de sus mejores soldados, se fue al desierto de Zif para buscar a David.
8. Abisai le dijo a David:—Dios le da a usted la oportunidad de matar a su enemigo. Déjeme que lo clave en la tierra con su propia lanza. Un solo golpe bastará.
12. Nadie vio a David ni a Abisai, ni nadie se despertó, pues Dios hizo que todos se quedaran bien dormidos.
13. Luego David se fue al otro lado del campamento, subió a la punta de un cerro lejano,
14. y desde allí empezó a gritarle a Abner y al ejército:—¡Abner! ¿Por qué no respondes?—¿Quién eres tú para gritarle así al rey? —contestó Abner.