8. En una de esas visitas, Elcaná le preguntó a Ana: «¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué te afliges? Para ti, es mejor tenerme a mí que tener muchos hijos».
9. Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí estaba allí, sentado junto a la puerta.
10. Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios
11. y le hizo esta promesa:«Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello».
14. Por eso le dijo:—¿No te da vergüenza estar borracha? ¡Deja ya la borrachera!
17. Entonces Elí le contestó:—Vete tranquila, y que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido.
18. Y Ana le dijo:—¡Usted sí me comprende!Dicho esto, Ana regresó a comer y dejó de estar triste.