1. En Ramá, un pueblo de los cerros de Efraín, vivía un hombre llamado Elcaná. Sus antepasados fueron: Jeroham, Elihú, Tohu y Suf. Todos ellos eran descendientes de Efraín.
2. Elcaná tenía dos esposas: Peniná y Ana. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.
3. Cada año Elcaná y su familia salían de su pueblo para ir al santuario de Siló. Allí adoraban al Dios todopoderoso y presentaban ofrendas en su honor. Allí también trabajaban dos hijos del sacerdote Elí, llamados Hofní y Finees.
12-13. Ana oraba a Dios en silencio. Elí la veía mover los labios, pero como no escuchaba lo que decía, pensó que estaba borracha.
15-16. Pero Ana le respondió:—Señor mío, no crea usted que estoy borracha. No he bebido vino ni cerveza. Estoy muy triste, y por eso estoy aquí suplicándole a Dios que me responda.
23-24. Elcaná le dijo:—Haz lo que te parezca mejor. Que el niño se quede contigo hasta que pueda comer solo. Y que Dios cumpla su promesa.Ana se quedó con su hijo, y lo cuidó hasta que el niño comenzó a comer solo. Fue entonces cuando Ana lo llevó al santuario de Siló. También llevó como ofrenda un novillo de tres años, vino y veinte kilos de harina.