20. sino haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan:
21. Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
22. La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso;
23. mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que hay en ti son tinieblas, ¡cuántas serán las mismas tinieblas!