9. Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos.
10. Y he aquí había allí un hombre que tenía una mano seca; y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado?, por acusarle.
11. Y él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en una fosa en sábado, no le eche mano, y la levante?
12. Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que, lícito es en los sábados hacer bien.
13. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y fue restituida sana como la otra.
14. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra él para destruirle.
15. Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y le siguieron grandes multitudes, y sanaba a todos.
16. Y él les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;
17. para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:
18. He aquí mi siervo, al cual he escogido; mi Amado, en el cual se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él y a los gentiles anunciará juicio.
19. No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz.
20. La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.
21. Y en su Nombre esperarán los gentiles.
22. Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el ciego y mudo hablaba y veía.