Salmos 10:4-13 Reina Valera Gómez (RVG)

4. El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

5. Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista, y desprecia a todos sus enemigos.

6. Dice en su corazón: No seré movido: Nunca me alcanzará el infortunio.

7. Su boca está llena de maldición, de engaño y de fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad.

8. Se sienta al acecho en las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.

9. Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.

10. Se encoge, se agacha, y caen en sus garras muchos desdichados.

11. Dice en su corazón: Dios ha olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo verá.

12. Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres.

13. ¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

Salmos 10