10. Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
11. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
12. Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
13. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora.
14. Y vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste, postrada, y con fiebre.
15. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
16. Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con su palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos;
17. para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
18. Y viendo Jesús a una gran multitud alrededor de sí, mandó que pasasen al otro lado.
19. Y cierto escriba vino y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.
21. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
22. Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.
23. Y cuando Él hubo entrado en una barca, sus discípulos le siguieron.
24. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía.
25. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
26. Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza.
27. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?