Mateo 20:28-34 Reina Valera Gómez (RVG)

28. así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

29. Y saliendo ellos de Jericó, le seguía una gran multitud.

30. Y he aquí, dos ciegos sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

31. Y la multitud les reprendía para que callasen; pero ellos más clamaban, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

32. Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

33. Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

34. Entonces Jesús, teniendo compasión de ellos, tocó sus ojos, y al instante sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.

Mateo 20