Mateo 15:20-31 Reina Valera Gómez (RVG)

20. Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

21. Y saliendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón.

22. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

23. Pero Él no le respondió palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

24. Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

25. Entonces ella vino y le adoró, diciendo: ¡Señor, socórreme!

26. Mas Él respondió, y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

27. Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

28. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

29. Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.

30. Y grandes multitudes vinieron a Él, trayendo consigo, a cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros, y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

31. de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos ser sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

Mateo 15