45. Entonces Jesús dijo: ¿Quién me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién me ha tocado?
46. Y Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque sé que ha salido poder de mí.
47. Entonces, viendo la mujer que no se había ocultado, vino temblando, y postrándose delante de Él le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
48. Y Él le dijo: Hija, ten buen ánimo; tu fe te ha salvado; ve en paz.
49. Hablando aún Él, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto, no molestes más al Maestro.
50. Y oyéndolo Jesús, le respondió, diciendo: No temas; cree solamente, y será sanada.
51. Y entrado en casa, no dejó entrar a nadie, sino a Pedro, y a Jacobo, y a Juan, y al padre y a la madre de la muchacha.
52. Y lloraban todos, y hacían duelo por ella. Y Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino duerme.
53. Y se burlaban de Él, sabiendo que estaba muerta.
54. Mas Él echó fuera a todos, y tomándola de la mano, le habló, diciendo: Muchacha, levántate.
55. Entonces su espíritu volvió, y se levantó en seguida; y Él mandó que le diesen de comer.
56. Y sus padres estaban atónitos; pero Él les mandó que a nadie dijesen lo que había sido hecho.