17. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.
18. Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, le será dado; y a todo el que no tiene, aun lo que parece tener le será quitado.
19. Entonces vinieron a Él su madre y sus hermanos; y no podían llegar a Él a causa de la multitud.
20. Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, y quieren verte.
21. Entonces respondiendo Él, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios, y la ponen por obra.
22. Y aconteció un día que Él entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.
23. Pero mientras navegaban, Él se durmió. Y sobrevino una tempestad de viento en el lago; y se anegaban, y peligraban.
24. Y viniendo a Él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado Él, reprendió al viento y al levantamiento de las aguas; y cesaron, y fue hecha bonanza.