36. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
37. No juzguéis, y no seréis juzgados: No condenéis, y no seréis condenados: Perdonad, y seréis perdonados.
38. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que midiereis, se os volverá a medir.
39. Y les dijo una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40. El discípulo no es mayor que su maestro; mas todo el que es perfecto, será como su maestro.