38. Mas Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos en vuestros corazones?
39. Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpadme y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
40. Y habiendo dicho esto, les mostró las manos y los pies.
41. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Entonces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.
43. Y Él lo tomó y comió delante de ellos.
44. Y les dijo: Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros; que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los Salmos.