33. Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
34. Y ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita.
35. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús encima.
36. Y yendo Él, tendían sus mantos por el camino.
37. Y cuando Él llegó ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
38. diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
39. Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
40. Y Él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
41. Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,
42. diciendo: ¡Oh si hubieses conocido, aun tú, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.