3. Aun los monstruos marinos sacan la teta, y amamantan a sus chiquitos: La hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces en el desierto.
4. La lengua del niño de pecho, se pegó a su paladar, a causa de la sed: Los pequeños pidieron pan, y no hubo quien para ellos lo partiese.
5. Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; los que se criaron entre púrpura, abrazaron los muladares.
6. Y se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue derribada en un momento, sin que manos asentaran sobre ella.