23. Y estando en Jerusalén, en la pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía.
24. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos.
25. Y no tenía necesidad de que alguien le diese testimonio del hombre, porque Él sabía lo que había en el hombre.