1. ¡Oh si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
2. ¡Oh quién me diese en el desierto un mesón de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores.
3. Tensan su lengua como su arco, para lanzar mentiras; pero no son valientes para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
4. Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza: porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda con calumniadores.