5. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?
6. ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, quitar las pesadas cargas, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
7. ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu propia carne?
8. Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu sanidad se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
9. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá Él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad;
10. Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
11. Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
12. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás; y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.