2. que pueda compadecerse de los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de flaqueza;
3. y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por el pueblo, como también por sí mismo.
4. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado de Dios, como lo fue Aarón.
5. Así también Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy;
6. como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.