15. Yo Daniel, fui turbado en mi espíritu en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
16. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me dio a conocer la interpretación de las cosas.
17. Estas cuatro grandes bestias, son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
18. Después tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino por siempre, eternamente y para siempre.
19. Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que tan diferente era de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro, y sus uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies:
20. Asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que había subido, de delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandezas, y parecía más grande que sus compañeros.
21. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
22. hasta tanto que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
23. Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, y la hollará, y la despedazará.
24. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será mayor que los primeros, y a tres reyes subyugará.
25. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo afligirá, y pensará en mudar los tiempos y la ley: y entregados serán en su mano hasta un tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.
26. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio, para que sea destruido y arruinado hasta el extremo;
27. y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.
28. Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.