9. Y dijo á sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa del gentío, para que no le oprimiesen.
10. Porque había sanado á muchos; de manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, por tocarle.
11. Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
12. Mas él les reñía mucho que no le manifestasen.