36. Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
37. Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38. Yo os he enviado á segar lo que vosotros no labrasteis: otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39. Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho.