32. Porque ¿qué Dios hay sino Jehová? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios?
33. Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino;
34. El que hace mis pies como de ciervas, Y el que me asienta en mis alturas;
35. El que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de acero.
36. Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, Y tu benignidad me ha acrecentado.
37. Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Para que no titubeasen mis rodillas.
38. Perseguiré á mis enemigos, y quebrantarélos; Y no me volveré hasta que los acabe.
39. Los consumiré, y los heriré, y no se levantarán; Y caerán debajo de mis pies.
40. Ceñísteme de fortaleza para la batalla, Y postraste debajo de mí los que contra mí se levantaron.
41. Tú me diste la cerviz de mis enemigos, De mis aborrecedores, y que yo los destruyese.
42. Miraron, y no hubo quien los librase; A Jehová, mas no les respondió.
43. Yo los desmenuzaré como polvo de la tierra; Hollarélos como á lodo de las plazas, y los disiparé.
44. Tú me libraste de contiendas de pueblos: Tú me guardaste para que fuese cabeza de gentes: Pueblos que no conocía, me sirvieron.
45. Los extraños titubeaban á mí: En oyendo, me obedecían.
46. Los extraños desfallecían, Y temblaban en sus escondrijos.
47. Viva Jehová, y sea bendita mi roca; Sea ensalzado el Dios, la roca de mi salvamento:
48. El Dios que me ha vengado, Y sujeta los pueblos debajo de mí:
49. Y que me saca de entre mis enemigos: Tu me sacaste en alto de entre los que se levantaron contra mi: Librásteme del varón de iniquidades.