7. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
9. pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11. y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
13. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.