9. Y a Dios, mi roca, diré: ¿Por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo de duelo por la opresión del enemigo?
10. Con quebranto en mis huesos, mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
11. ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, ¡mi salvación y mi Dios!