3. Así que, mientras vive el marido, si se une a otro hombre, se llamará adúltera; pero si su marido muere, es libre de esa ley, de tal manera que si se une a otro marido, no será adúltera.
4. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, a saber, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
5. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, que eran por la ley, actuaban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.