24. Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
25. Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.
26. Y los que lo oyeron, dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
27. Y él les dijo: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.