20. Mira, oh Jehová, porque estoy atribulada; mis entrañas hierven; mi corazón se trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. En la calle la espada priva de hijos; en casa es como la muerte.
21. Me han oído gemir, mas no hay consolador para mí. Todos mis enemigos han oído de mi mal; se alegran de lo que tú hiciste. Harás llegar el día que has anunciado, y ellos serán como yo.
22. Venga delante de ti toda su maldad, y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis transgresiones; porque muchos son mis gemidos, y mi corazón desfallece.