26. Y la visión de la tarde y la mañana que se ha contado es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
27. Y yo, Daniel, me debilité y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, atendí los asuntos del rey; pero yo estaba espantado a causa de la visión, y no había quien la entendiese.