Romanos 14:8-19 Nueva Versión Internacional (NVI)

8. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.

9. Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven.

10. Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!

11. Está escrito:«Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—,ante mí se doblará toda rodillay toda lengua confesará a Dios.»

12. Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.

13. Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano.

14. Yo, de mi parte, estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que no hay nada impuro en sí mismo. Si algo es impuro, lo es solamente para quien así lo considera.

15. Ahora bien, si tu hermano se angustia por causa de lo que comes, ya no te comportas con amor. No destruyas, por causa de la comida, al hermano por quien Cristo murió.

16. En una palabra, no den lugar a que se hable mal del bien que ustedes practican,

17. porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.

18. El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por sus semejantes.

19. Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.

Romanos 14