2. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y éste oró al Señor por ellos y el fuego se apagó.
3. Por eso aquel lugar llegó a ser conocido como Taberá, pues el fuego del Señor ardió entre ellos.
4. Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¡Quién nos diera carne!
5. ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos!
6. Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!»
7. A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina.
8. El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite.
9. Por la noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
10. Moisés escuchó que las familias del pueblo lloraban, cada una a la entrada de su tienda, con lo cual hacían que la ira del Señor se encendiera en extremo. Entonces, muy disgustado,
11. Moisés oró al Señor:—Si yo soy tu siervo, ¿por qué me perjudicas? ¿Por qué me niegas tu favor y me obligas a cargar con todo este pueblo?
12. ¿Acaso yo lo concebí, o lo di a luz, para que me exijas que lo lleve en mi regazo, como si fuera su nodriza, y lo lleve hasta la tierra que les prometiste a sus antepasados?
13. Todo este pueblo viene llorando a pedirme carne. ¿De dónde voy a sacarla?
14. Yo solo no puedo con todo este pueblo. ¡Es una carga demasiado pesada para mí!