6. Estaban sentados allí algunos maestros de la ley, que pensaban:
7. «¿Por qué habla éste así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»
8. En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando.—¿Por qué razonan así? —les dijo—.
9. ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?
10. Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—:
11. A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
12. Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios.—Jamás habíamos visto cosa igual —decían.
13. De nuevo salió Jesús a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba.
14. Al pasar vio a Leví hijo de Alfeo, donde éste cobraba impuestos.—Sígueme —le dijo Jesús.Y Leví se levantó y lo siguió.
15. Sucedió que, estando Jesús a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían.