11. »Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir,
12. porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben responder.»
13. Uno de entre la multitud le pidió:—Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.
14. —Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes?
15. »¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.
16. Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha.
17. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.”
18. Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes.
19. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.”
20. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”