12. —¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron.—No lo sé —respondió.
13. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
14. Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego.
15. Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista.—Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo —respondió.
16. Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado.» Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos.
17. Por eso interrogaron de nuevo al ciego:—¿Y qué opinas tú de él? Fue a ti a quien te abrió los ojos.—Yo digo que es profeta —contestó.
18. Pero los judíos no creían que el hombre hubiera sido ciego y que ahora viera, y hasta llamaron a sus padres
19. y les preguntaron:—¿Es éste su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?
20. —Sabemos que éste es nuestro hijo —contestaron los padres—, y sabemos también que nació ciego.
21. Lo que no sabemos es cómo ahora puede ver, ni quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo.
22. Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya éstos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.
23. Por eso dijeron sus padres: «Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad.»
24. Por segunda vez llamaron los judíos al que había sido ciego, y le dijeron:—Júralo por Dios. A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.