11. —Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé.” Así que fui, me lavé, y entonces pude ver.
12. —¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron.—No lo sé —respondió.
13. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
14. Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego.
15. Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista.—Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo —respondió.
16. Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado.» Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos.