14. lo mismo que hice con Siló haré con esta casa, que lleva mi nombre y en la que ustedes confían, y con el lugar que les di a ustedes y a sus antepasados.
15. Los echaré de mi presencia, así como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín.”
16. »Pero en cuanto a ti, Jeremías, no intercedas por este pueblo. No me ruegues ni me supliques por ellos. No me insistas, porque no te escucharé.
17. ¿Acaso no ves lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
18. Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa para cocer tortas y ofrecérselas a la “reina del cielo”. Además, para ofenderme derraman libaciones a otros dioses.
19. Pero no es a mí al que ofenden —afirma el Señor—. Más bien se ofenden a sí mismos, para su propia vergüenza.
20. »Por eso, así dice el Señor omnipotente: “Descargaré mi enojo y mi furor sobre este lugar: sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra, ¡y arderá mi enojo y no se apagará!”
21. »Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “¡Junten sus holocaustos con sus sacrificios, y cómanse la carne!
22. En verdad, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les dije nada ni les ordené nada acerca de holocaustos y sacrificios.
23. Lo que sí les ordené fue lo siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo les ordene, a fin de que les vaya bien.’