1. Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar
2. hasta el día en que fue llevado al cielo, luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.
3. Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios.
4. Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó:—No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado:
5. Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.
6. Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron:—Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?
7. —No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—.
8. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
21-22. Por tanto, es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros.»