10. —Si alguien te amenaza —insistió el rey—, tráemelo para que no vuelva a molestarte.
11. Entonces ella le suplicó:—¡Ruego a Su Majestad invocar al Señor su Dios, para que quien deba vengar la muerte de mi hijo no aumente mi desgracia matando a mi otro hijo!—¡Tan cierto como que el Señor vive —respondió el rey—, juro que tu hijo no perderá ni un solo cabello!
12. Pero la mujer siguió diciendo:—Permita Su Majestad a esta servidora suya decir algo más.—Habla.