2 Samuel 1:9-16 Nueva Versión Internacional (NVI)

9. Entonces me pidió que me acercara y me ordenó: “¡Mátame de una vez, pues estoy agonizando y no acabo de morir!”

10. Yo me acerqué y lo maté, pues me di cuenta de que no iba a sobrevivir al desastre. Luego le quité la diadema de la cabeza y el brazalete que llevaba en el brazo, para traérselos a usted, mi señor.

11. Al oírlo, David y los que estaban con él se rasgaron las vestiduras.

12. Lloraron y ayunaron hasta el anochecer porque Saúl y su hijo Jonatán habían caído a filo de espada, y también por el ejército del Señor y por la nación de Israel.

13. Entonces David le preguntó al joven que le había traído la noticia:—¿De dónde eres?—Soy un extranjero amalecita —respondió.

14. —¿Y cómo te atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor? —le reclamó David.

15. Y en seguida llamó a uno de sus hombres y le ordenó:—¡Anda, mátalo!Aquél cumplió la orden y lo mató.

16. David, por su parte, dijo:—¡Que tu sangre caiga sobre tu cabeza! Tu boca misma te condena al admitir que mataste al ungido del Señor.

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